Aunque miremos para otro lado cada vez, la globalización y su papá, el capitalismo, mantienen diferentes formas de esclavitud. Las mujeres suelen ser sus víctimas principales, sobre todo cuando hablamos de la trata de personas para obligarlas a prostituirse. Tras la investigación de la Cooperativa La Alameda en un puterío de Flores y mientras la Cámara de Diputados sancionaba la ley contra la trata, quisimos escuchar a Alfredo Grande, que con su lucidez recorrió temas como la hipocresía, la moral, la culpabilidad de la víctima. Sus comentarios invitan a mirarse uno mismo, luego a la sociedad y, finalmente, entender quizá dónde puede estar la raíz de la actitud humana más vieja del mundo, que no es prostituirse, sino ser hipócrita.
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