Cuando alguien está visiblemente nervioso suele decirse que lo está más que un testigo falso. En Tucumán y en el resto del país también, los testigos en las causas de derechos humanos viven alterados aunque sean verdaderos. Suelen ser amenazados de maneras diversas y, en algunos casos, son objeto de secuestros temporales.
Quizá sea el caso de Orlando González, un testigo que permaneció con paradero desconocido durante más de 24 horas. González debía presentarse en la mañana del martes para denunciar a quienes lo venían amenazando, pero nunca llegó a la cita. Apareció poco más de un día después en la casa de un familiar donde la policía lo había buscado sin resultado durante la noche anterior.
Marta Rondoletto integra la Asociación de Familiares de Detenidos de Tucumán y nos dio detalles de la situación, que no por confusa deja de ser preocupante.
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