Unos días después de la Batalla de Lacarra
, consultamos a Jorge Ginzo, Subsecretario de Trabajo de la Ciudad, es decir el jefe de los dos inspectores que actuaron aquella noche en el taller textil de Lacarra 932. Según nos comentó, el taller tenía "libro y planchita de habilitación, pero seguramente terminará siendo clausurado". Agregó que quiere ser prudente sobre si había o no trata de personas y que el trabajo en talleres clandestinos es marginal, cosa que Vera contradijo más tarde, cuando charlamos con él e hicimos un balance de lo sucedido. Sí coincidieron en desmentir la principal acusación de los talleristas, que asustan a sus trabajadores diciéndoles que La Alameda quiere quedarse con las máquinas y dejarlos sin trabajo.
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