Argentina es parte de la organización AMMAR Capital, que plantea que la prostitución no es un trabajo sino explotación y trabaja para acompañar a las chicas en situación de prostitución a encontrar una salida. Lo primero que plantea es que no se puede hablar de trata sin hablar de prostitución porque “si no, tenemos perdida la batalla”
Esta mujer de mirada franca y hablar bajito nos ayuda a entender el cambio en la mirada acerca del tema.
En los dos últimos Encuentros de Mujeres, la participación en los talleres sobre el tema ha crecido mucho. Argentina recuerda otros momentos: "siempre íbamos cabizbajas, no podíamos hacerle entender a muchísimas mujeres que no estábamos paradas en una esquina porque nos gustaba. Eso ha cambiado bastante. Este año están mucho más sensibilizadas las mujeres, se dieron cuenta de que el problema no es de las mujeres en situación de prostitución sino de todas las mujeres”.
Cuando le preguntamos por qué vienen a los encuentros, nos dice: “unidas podemos hacer muchas cosas más. Yo creo que se están haciendo muchas cosas. Hemos crecido. Ahora sabemos reclamarle al gobierno lo qué queremos y lo que no queremos”.
Acerca de su trabajo en la organización, nos cuenta: “si estás en situación de trata, si tenés un proxeneta, no es fácil salir. Las mujeres en esta situación siempre estamos en riesgo, por estar vulnerables, estar en prostitución genera un círculo del que no se puede salir. Eso es lo que les decimos a las mujeres que no se pueden acercar a nosotras por miedo”. Sobre su funcionamiento, dice: “nuestra organización no recibe dinero, lo hacemos ad honorem. Nos gusta este trabajo. Nos dimos cuenta que tenemos capacidad para hacer cosas para sobrevivir sin estar paradas en una esquina. Hacemos trabajos de costura, de peluquería, artesanías. Yo soy promotora de salud, les enseño a las chicas a coser –soy modista recibida- y me dedico a hacer ropa de bebés”, dice con orgullo.
Nos animamos a preguntarle en qué momento percibió que esto que tenía que hacer para vivir no era un trabajo: “nunca para mí fue un trabajo. Estuve en situación de trata. Y cuando pude zafar, tuve que hacerlo por mis hijos. A mí me tocó estar de los dos lados, pero a mí no me gusta nada”.
Con respecto al cambio de la mirada del resto de las mujeres hacia las que están en situación de prostitución señala: “por lo menos no nos tiran más agua como nos tiraban antes”. Y, como siente que están más acompañadas, expresa: “nos sentimos gratificadas ahora, por el apoyo de todas las mujeres”.
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