martes, 12 de diciembre de 2006
La lecheria
Me quité las zapatillas de ciento sesenta pesos que había comprado el día anterior. Me calcé las peores, unas topper agujereadas -naturalmente azules, suciamente grises- y caminé hasta La lechería.
La lechería es una construcción que supo ser una cooperativa de lecheros. Aún puede leerse, con mucho esfuerzo, el nombre en la fachada. La cooperativa cerró en los primeros setenta. Cuando los ochenta amanecían perversos, con movimientos pendulares entre la plata dulce y la muerte, algunas familias con problemas de vivienda ingresaron al lugar. Y la población fue creciendo hasta llegar a las doscientas familias que viven arrojadas en él. Nadie puede elegir vivir allí. Sólo es posible ser arrojado a ese espacio que, como cuando quebró la cooperativa, sigue siendo un gran galpón abandonado, sólo que ahora lo habitan unas mil personas.
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