domingo, 4 de marzo de 2007
Héctor Darío Bustos, víctima de segunda
(Informe completo)
“Iba para la casa de mi papá cuando se me aparece un Peugeot 405 con cuatro personas, el mismo que ya me venía siguiendo. Uno se baja corriendo y me apunta con un arma desde el capot, y otros dos vienen por las puertas laterales. El que entra al coche por la puerta del acompañante me pega una trompada y me dice: ‘quedate piola, si no te hacemos cagar’. Yo me asusté mucho. Me agarran de los pelos, me colocan una capucha y me llevan. Cuando vamos viajando escucho que suena un celular y alguien dice: ‘operativo cumplido, resultado positivo: lo chupamos’. Hasta que me largaron no me sacaron la capucha más que para darme agua y ‘masita’ y cuando me marcaron la cara y me quemaron las orejas. A los que me levantaron sí los reconozco. Me llevaron a un lugar donde me torturaron, me pegaron mucho, enseguida me apodaron el zurdito, me marcaron la cruz svástica en el pecho ‘para cambiarme los pensamientos’, me torturaban psicológicamente poniéndome una pistola en la cabeza y decían ‘llegó tu hora, zurdito’ y gatillaban; la bala no salía, eso lo hicieron muchas veces, me metieron un palo en el ano y me lo hicieron chupar, con un fierro me dieron corriente y sentía que mi cuerpo explotaba”.
Este no es el testimonio de un ex detenido desaparecido de la dictadura militar que aterró a la Argentina entre 1976 y 1983. Es el relato de Héctor Darío Bustos, un militante político y social de Venado Tuerto, provincia de Santa Fé, quien denuncia haber vivido ese calvario desde la noche del 13 hasta la madrugada del domingo 24 de diciembre de 2006.
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