Por la huerta de Saavedra

Por Cecilia Litvin, para La Retaguardia
En Plaza Oeste 3556, entre Crisólogo Larralde y Núñez, en el barrio de Saavedra, hay una huerta comunitaria, autogestionada, donde también funciona un espacio cultural. Charlamos con Guido, uno de sus integrantes, que nos contó que están preocupados por la continuidad del proyecto porque una iniciativa macrista planearía venderlo, junto con otros inmuebles. A esta gestión parece que no le gustan las huertas.

A través de un proyecto de ley presentado en la Legislatura porteña, el macrismo propone subastar públicamente entre 15 y 20 terrenos a lo largo de toda la Ciudad de Buenos Aires. Según se explica en la iniciativa, el objetivo es conseguir dinero para realizar refacciones en el Teatro General San Martín.
En ese listado figuran terrenos con diferentes historias y necesidades; por ejemplo, aparecen casas de personas que de aprobarse el proyecto podrían ser desalojadas, también un predio que pertenecería a la cadena de supermercados COTO, y la huerta de Saavedra, ubicada en la calle Plaza Oeste de ese barrio porteño.
Guido, integrante de la huerta y del espacio cultural que allí funciona, da cuenta de una primera contradicción: “En el mismo proyecto figuran los terrenos como no importantes o inútiles para el Gobierno de la Ciudad, (lo que) es una incoherencia porque la huerta de hecho fue declarada de interés público por el propio Gobierno de la Ciudad”.
El germen de la Huerta de Saavedra puede enmarcarse en el trabajo de los movimientos sociales y las asambleas barriales a partir del 19 y 20 de diciembre de 2001, y en los años siguientes.
Transcurría el 2002, y ante la necesidad y la falta de un Estado vigente, se formó la Asamblea de Vecinos de Saavedra. Sus integrantes comenzaron a reunirse, discutir, a encontrarse como vecinos y ver las problemáticas y necesidades del barrio. Necesitaban un lugar donde reunirse y decidieron recuperar un espacio pegado a las vías que era en ese momento un terreno baldío, y donde antes había funcionado un Poliderpotivo. Tras la recuperación de este espacio, empezó a trabajar allí una cooperativa de cartoneros y se dieron los primeros pasos en el trabajo en la huerta, produjeron alimentos para comedores y escuelas que necesitaban ayuda y sustento alimenticio. Un par de años después, algunas personas comenzaron a alejarse del lugar, y a mediados de 2008 un jardinero del barrio al ver este lugar tan hermoso y grande pero inactivo se contactó con un responsable de la Asamblea y comenzó a ocuparse nuevamente de este terreno. Retomó el trabajo en la huerta y volvió a abrir el lugar a todo aquel que quisiera acercarse a participar y construir colectivamente. Un amigo de él tuvo la idea de armar un centro cultural alternativo. Y así lentamente se rearmó un grupo nuevo en la Huerta, conformándose el Espacio CuCoCo, que significa espacio cultural, cooperativo y comunitario. Empezaron a dictarse talleres de malabares, yoga, tai chi, guitarra y charango, artesanías en macramé y alambre, de adobe, fotografía, cocina vegana, etc. Ahora también hay encuentros musicales, varietés de circo, espectáculos circenses, feria de productores y artesanos. Y obviamente un taller de huerta.
Todo este trabajo colectivo se vio amenazado ante la presentación del proyecto de ley de parte del macrismo. Pero los integrantes de la Huerta de Saavedra no se quedaron de brazos cruzados, ayer mismo se manifestaron en la Legislatura porteña. “Algunos compañeros pudieron entrar a la sesión y hablar con algunos diputados que están analizando este proyecto y expusieron sus argumentos - contó Guido - . (Además) fueron con el proyecto que nosotros tenemos contando un poco lo que hacemos en la huerta, y parece que hay una gran posibilidad de que la huerta, al ser el único caso particular de centro cultural con este tipo de características en esa lista de terrenos, sea sacada de esa lista y pueda perdurar en el tiempo y en el espacio”. Un gran paso hacia la defensa y permanencia de la Huerta.

A esta gestión parece que no le gustan las huertas.